Recientemente se han llevado a cabo prospecciones y sondeos
arqueológicos en el interior de la catedral de Tarragona que se sitúa en
la parte más alta del casco histórico. El objetivo de estos trabajos
era localizar los restos de un gran templo romano dedicado al culto
imperial. La acrópolis de Tarragona fue ocupada desde el s. III a. C.
por los romanos, que instalaron un campamento militar para dirigir las
operaciones contra los cartagineses en el marco de la II Guerra Púnica. A
partir del siglo I d. C. la zona fue transformada en área sagrada para
albergar un edificio monumental dedicado al emperador Augusto. Este
recinto sagrado perduró en uso hasta el siglo V, momento en que se
inició su desmantelamiento.