El reciente descubrimiento de una serie de estalagmitas rotas colocadas en círculo
en la Cueva de Bruniquel, al sudeste de Francia, indica que los humanos
comenzaron a ocupar las cuevas mucho antes de lo que hasta ahora se creía.
Estas estructuras antrópicas se encuentran entre las más antiguas de la
historia humana. Además, los restos de fuego muestran que los Neandertales
sabían cómo utilizarlo para iluminarse en espacios cerrados y oscuros, incluso
antes de que lo hiciera el Homo Sapiens.