En 1919 se descubrieron los primeros restos del poblado ibérico de Can
Oliver (Barcelona). Desde esta fecha se han hecho numerosas campañas de
excavación, dejando al descubierto una serie de testimonios relevantes. A
partir de ellos y, gracias a la tecnología digital, se han reconstruido
en imágenes las escenas cotidianas que se vivieron en este
asentamiento. A la vez se sigue un hilo conductor sobre aspectos
metodológicos que sirve para explicar y enlazar en un discurso claro y
didáctico las características más señaladas del poblado.