“Ahora no nos gustan los paneles ni los espacios que extienden las montañas hacia una habitación: aquí empezamos a pintar con piedra”. Así atestigua Plinio la introducción de una nueva técnica decorativa que se convertiría en una de las más populares para pavimentar y decorar edificios imperiales, residencias privadas e instalaciones públicas: el mosaico. Y es aquí, en Portus, en una instalación termal de la Antigüedad tardía, donde descubriremos el largo y complejo trabajo de restauración realizado sobre un mosaico en el suelo de una de las zonas de servicio de las termas. La recuperación de un importante bien arqueológico y el relato de un modelo de integración que fue una de las bases de la sociedad romana durante siglos.